viernes, 13 de febrero de 2009

Él la despojó del amor, y de sus caricias de viento.
Ella ya no las sentía.
Él la idolatró como al alma.
Pero ella perecía.
Él apagó todas sus heridas.
Pero ella se quemaba.

Y la dejó.
Y ella dijo que lo amaba
.


Y le ganó. Como todo lo ganaba, otra vez volvió a ganar. Y dejó que el viento se hiciera cargo de todas las gotas de sol que quedaban vivas. Y que se fueron resecando bajo el mismo sol que las alumbró. Se acabó todo lo que había.

“Queda un cigarro mojado”


En realidad no queda nada. Quedan las mentiras. Quedan las cosas que nunca se animaron a decirse, por miedo, por angustia. Quedan gotitas de sal destiladas en agua.

Queda frío.


Quedan las fobias, los miedos. Queda involución. Quedan arcoíris en sepia. Quedan fantasmas acurrucados, llorosos. Confusos. Quedan criaturas suplicantes de un amor que no existe.

Queda el alma encerrada en un amor que nunca tuvo razón de ser. Queda un reloj que ya no marca las horas. Quedan libros llenos de palabras sin razón. Quedan pinceles acobardados, porque ya no hay óleos con los que imaginar. Quedan los cobardes.
Queda la cobardía en sí misma.

Fueron dos cobardes.




Nunca amaron.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Te escribe otro cobarde... pero tambien narcisista (lamentablemente) ¿Cuantas veces tememos amar? tememos un "NO" en la boca de la persona amada. Me refugio detras de mi belleza mal creida y me escapo de lo que mas quiero. Sin saber que quizas ese ser que deje escapar era el unico que me entenderia.

Cristian...
Pd: disculpa el atrevimiento espero que mis palabras no te hayan molestado. Adios!!!

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